No soy imperfecta. Toda la perfección de la Vida está en mi. La sangre me recorre como un río de agua fresca repleto de misterios, latiendo como venas de la Tierra.
Soy perfecta porque he decidido nacer y mi madre, mi padre y Dios
hicieron un pacto de Amor y vine a este mundo, pequeñita, entusiasmada,
expectante, auténtica y aunque ya al poco de llegar me encontré con
pequeños y grandes cajones donde se guardaba la tristeza y el desamor,
he seguido jugando a ser diosa, a ser humana, y me encontré un día con mi
propio cajón donde he ido guardando las infelicidades y las lágrimas y me gusta abrirlo, sacudirlo, para que la luz, la lluvia, el
viento, las sonrisas y los abrazos quepan en él y sea realizado el
milagro de la transmutación.
Soy humana, soy mujer, soy espíritu latiendo en este cuerpo y se que
seres invisibles me acompañan en mi camino; alados, grandes, pequeños,
antiguos y todos conocidos en los mundos infinitos de mi memoria.
Hoy, mi homenaje es para esta parte de mi que no veo pero siento, para
esta sangre que me recorre entera desde mi centro alimentándome.
A esta parte de mi misma, que vive y respira y late permitiéndome
caminar y recorrer los caminos del Sol desde donde me maravillo y
reconociéndome te reconozco.
Elena San Martín