El Itaca soñado que anima nuestros pasos, ese horizonte azul trenzado por la búsqueda, no es tan lejano, siquiera tan oculto. Tal vez comience aquí, en el microcosmos. ...El amor sin fronteras, el amor de lo extenso, se siembra en estos surcos. No es posible hacerse estrella sin ser antes terrón de hierba fresca arraigado en el suelo de lo propio...
viernes, 16 de noviembre de 2012
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